Boda en el Turó del Sol
Un luminoso día del mes de abril da comienzo, un esperado y deseado día en el que los protagonistas de nuestra historia han depositado ilusiones, volcando entusiasmo y dedicación.
Comienza la jornada tras los cafés de rigor, poco a poco transcurren los momentos íntimos en que vestirse y disfrutar de la compañía de su hermana y madre, que junto a él comparten preparativos, risas y anécdotas.
Ante la puerta de entrada, el padre de la novia coloca la alfombra roja que posteriormente pisará del brazo de su hija. Bullicio y alboroto en la estancia, preparativos, charlas, complicidad entre los componentes de la familia, todos pendientes de cooperar y ayudar a la novia en todo aquello que pueda necesitar. Escaleras arriba portando el vestido de Marta, mientras la abuela y tías visten al pequeño Iker, que observa todo lo que sucede con sumo interés.
Recibidos con flores y refrescos los invitados van ocupando sus lugares para acoger a los novios en su entrada. Música acompañando la entrada nupcial, palabras dirigidas a los contrayentes, miradas cómplices de la pareja que reflejan la felicidad y ánimo de ambos.
Manos entrelazadas y tras el “sí quiero”, aplausos y felicitaciones, pétalos de flores y arroz sobre sus cabezas como deseo de dicha y prosperidad.
Transcurre el día armoniosamente, globos hacia el cielo, aplausos y confidencias, bailes, brindis, todo forma parte de la fiesta, de la celebración que tan cuidadosamente prepararon para todos sus allegados, familiares y amigos.
Un gran día festivo para el recuerdo, un ambiente cordial, una etapa que acaba y otra comienza, un recorrido que harán juntos, de la mano, y rodeados de quienes desean compartir experiencias, y formar parte de una vida común.
Texto: Dolores Acedo