Boda en el monumento al pastor
Amanece un caluroso y sofocante 23 de Julio; tras meses de preparativos por fin llegó el ansiado día, ahora toca disfrutar y compartir ese sueño con familiares y amigos.
Los nervios se envuelven entre risas cómplices de padres y hermana, palabras de cariño dichas entre lágrimas de felicidad, miradas y gestos, suspiros y silencios, todo formará parte del recuerdo.
Brillo en los ojos, rubor en las mejillas, sonrisa en los labios, la ilusión vestida de blanco camina al encuentro de quien comparte su vida hace ya unos años. Todo está dispuesto para la celebración en el monumento al Pastor, lugar elegido por la pareja para darse el “sí quiero” y disfrutar de la fiesta.
Las sillas engalanadas bajo la carpa destacan sobre el verde césped, los invitados arropan a la pareja entre vítores y aplausos, el dorado sol del atardecer ilumina las manos entrelazadas de Ainara y Álvaro, su complicidad se percibe con sólo mirarlos, hoy, es su día.
La música ameniza la jornada, el baile se torna protagonista durante el aperitivo y la espera a la pareja, todos participan, el ambiente es fantástico, alegre y jovial.
La cena se desarrolla entre la diversión y el entusiasmo, cada minuto es vivido con intensidad, y todos, familiares y amigos comparten la alegría de éste día tan especial.
Avanza la noche, el baile continúa, los juegos y la diversión invaden la sala, y poco a poco la jornada va tocando a su fin. Todo quedará en la memoria, será tema de conversación para todos los participantes, y para nuestra pareja, formará parte de “su historia”…….., la que comenzaron a escribir con su primer beso.
Texto: Dolores Acedo