Boda en el Hotel Can Rafel
Tras meses de preparativos, nervios y toma de decisiones llega el ansiado día, bajo un cielo gris repleto de nubes blancas transcurre la mañana. Sonriente junto a sus padres y hermanas comienza a vestirse, mientras, evocan su niñez, charlan y disfrutan del momento, para luego descorchar una botella de cava, y así brindar por la familia, por lo ya vivido y lo que vendrá.
La novia inquieta junto a sus familiares coloca el vestido frente a la ventana, donde recibe la escasa luz que realza la silueta del mismo, dispone los zapatos y poco a poco inicia el ritual de engalanarse, a la espera de que llegue la hora de dirigirse al altar donde Jaime esperará ansioso verla aparecer.
Recibe el ramo de manos de su hermano, feliz sonríe y mira de nuevo el reloj, comprobando que ya casi ha de abandonar su casa para dar inicio a la ceremonia que culminará con el “sí quiero” , a una fiesta en la que disfrutar y compartir confidencias, saludos y besos con aquellos que han decidido participar y con su presencia arropar los sueños y esperanzas de la pareja, ayudando a transformar en auténticos recuerdos una jornada inolvidable.
Texto: Dolores Acedo