Boda en Can Mont Cad
Compañeros y amigos sobre todo, cómplices en gustos y objetivos han decidido recorrer juntos el camino, compartiendo sueños e ilusiones, y formando una familia.
Amanece un caluroso día de septiembre en el que sellarán su amor dándose el “sí quiero”, junto a familiares y amigos disfrutarán de la ceremonia y festejo, riendo y bailando, brindando tras el pastel que cortarán para degustar entre todos.
Sentimientos a flor de piel en el transcurso de una ceremonia emotiva haciendo brotar las lágrimas, palabras sinceras pronunciadas desde el corazón resuelven vacíos inciertos, gestos nobles conmueven las más duras acciones, mientras, miradas que se cruzan y manos entrelazadas dan muestras de la sensibilidad y ternura del instante.
Cae la tarde, el cielo se cubre de púrpuras y dorados, la luna comienza a asomar acompañada de diminutas estrellas, entretanto, el ambiente relajado y distendido de los comensales, va dando paso a juegos y bromas en los que participan novios e invitados. Globos sobre las mesas, y al comenzar la música, la pareja da los primeros pasos del baile, para después compartir coreografía con todos aquellos que deciden formar parte de la misma.
Poco a poco la jornada va tocando su fin, los abrazos, los besos, las felicitaciones son parte del bullicio en el que se envuelve una fiesta vivida intensamente por todos, arropando con su cariño a los protagonistas del día, confirmando con su presencia el apoyo y soporte que ofrecerán siempre que lo precisen, siendo testigos del cariño y amor existente entre ellos.
Texto: Dolores Acedo
