Boda en Can Biel

Boda en Can Biel

Lluvioso día del mes de Septiembre en el que ilusionados, se darán el “sí quiero”, tras meses de preparativos, nervios de última hora, y algún que otro despiste, finalmente llegó el momento soñado.
Nubes amenazadoras cubren el cielo, mientras, el novio dispone su ropa y enseres en la habitación que hace tiempo dejó, para dar comienzo a una nueva etapa en pareja. La lluvia empieza a ser persistente, el corazón se acelera a medida que transcurren las horas.
Es ahora la novia quien suspira nerviosa, la lluvia no cesa, pero entre familiares y amigas inicia la tarea de vestirse. Emocionada y felíz es ayudada para colocarse el vestido, los pendientes, el delicado tocado y todo cuanto forma parte de su vestuario.
La llegada a la iglesia es escalonada, poco a poco, bajo los paraguas y apresurados, los invitados van entrando en la iglesia a la espera de los novios. Hace su entrada él, del brazo de la madre recorre el pasillo hasta el altar, donde inquieto la verá aparecer; ella, despacio junto al padre saluda y sonríe, camina inquieta, deseosa de encontrarse con él.
Manos juntas y miradas cómplices, tras los anillos y el beso, aplausos y vítores, música y canciones para dar inicio a la fiesta, a la velada que promete ser el cénit de la jornada, y preludio del camino que recorrerán juntos, unidos, cómplices. Todo formará parte de un recuerdo inolvidable, de una historia que se va forjando tras cada vivencia, tras cada uno de los pasos que juntos recorrerán unidos.

 

Texto: Dolores Acedo