FILOSOFIA

Juan Muñoz fotografía

Nunca olvidaré la primera vez que cogí una cámara y me asomé por el visor. Giré el anillo de enfoque y todo se puso nítido ante mí. Pensé, ¡increíble!, con esto puedo ver las cosas como yo quiero. Mi visión.
La fotografía me ha ayudado a expresarme y a comunicar.
Las reglas, que debes conocer, están para saltártelas. En fotografía también. Sin riesgo no hay evolución, una máxima que me ha ayudado a crecer como persona.
Como soy impulsivo por naturaleza (muy impulsivo me atrevería a decir), cuando veo alguna situación que me atrae, disparo. Si pienso, lo pierdo.
Encaja a la perfección en la sociedad actual, donde todo se mueve a velocidad de vértigo.
En los acontecimientos sociales suceden un sinfín de situaciones desbordantes, de sentimientos y emociones que no se pueden escapar, son irrepetibles. Una mirada de complicidad, una caricia a un ser querido… Cualquier momento maravilloso tiene que ser capturado para, posteriormente, abrir ese tarro lleno de recuerdos y volver a vivirlo.
Me gusta la gente, fotografiar su esencia, mezclarme entre ellos, notar su calor, su olor, ver cómo sus músculos se tensan en un acontecimiento deportivo o sus ojos chisporrotean de felicidad en uno festivo: Soy cazador de esencias.
Intento entender la fotografía como una unidad, sin separar temáticas, aunque los conceptos sean distintos. Como es la luz la que manda, hay que saber interpretarla y dejarla pasar a través del objetivo para que se convierta en una imagen única.
Hay otros momentos, al contrario, donde todo es más meditado y analizado.
Asimismo, me apasiona la fotografía de naturaleza, de montaña, es un hábitat en el que me siento cómodo, en el estoy como pez en el agua.
La cámara, en definitiva, es casi una prolongación de mí, porque la conexión, cerebro, corazón y cámara ha de ser perfecta, las imágenes que se hacen con el corazón son las que más transmiten. La fotografía me ayuda a entender cosas que, sin ella, jamás entendería.

 

Juan Muñoz